Sujet Espagnol LV1 IENA 2011

Red de pardillos

Pocas son las personas que no desean dejar huellas de su paso por el mundo, o que aspiran a limitarlas lo más posible, aunque alguna que otra he conocido. No eran individuos retraídos ni misantrópicos; al contrario, solían ser simpáticos y cordiales, como si mostrarse huraños o esquivos fuera ya una manera de llamar la atención, lo último que deseaban. Cuando es un personaje público el que opta por retirarse, lo tiene particularmente difícil porque parte de una contradicción en los términos. Ha sido el caso del escritor Salinger, muerto hace un año o menos. Tras alcanzar fama universal con sus cuatro libros publicados entre 1951 y 1963, no sólo decidió no dar nada más a la imprenta, sino que exigió que las múltiples reediciones de sus obras aparecieran sin un solo dato biográfico ni comentario alguno en las solapas o en la contracubierta. La paradoja estribó en que, cuanto más se ocultaba Salinger y más duraba su apartamiento, más curiosidad atraía sobre sí mismo, más lo acosaban periodistas, fans y espontáneos, más crecía su leyenda.

Lo más preocupante de este afán generalizado por estirar el cuello y estar presente, por gozar de cualquier grado de fama, por exhibirse e informar al resto de los propios pasos, actividades, opiniones y gustos, es que quienes lo padecen, abren perfiles en Facebook o alimentan Twitter con sus notitas por fuerza triviales, parecen haber perdido enteramente cierto instinto de conservación que a lo largo de siglos ha hecho saber a la gente que no convenía dar demasiada información acerca de sí misma y que hacerlo entrañaba peligro, porque cuanto uno revela puede acabar utilizándose en su contra; puede deformarse y tergiversarse, ser objeto de burlas y chanzas, ser aprovechado por sus superiores, sus empleadores, la policía, la a veces abusiva Hacienda, el Estado. Hace poco se descubrió que en Alemania había empresas que fisgaban en Facebook y en otras redes sociales para decidir la contratación o el despido de alguien. Los propios interesados, que deberían mantener en privado u ocultas algunas características de su personalidad, sus creencias, sus simpatías políticas, sus opiniones, aficiones o « vicios », cuando ya nadie ignora que en la Red no hay discreción ni secretismo posibles.

El Gobierno alemán se erigió en defensor de la « intimidad » -irónico llamarla así a estas alturas- de los usuarios, y prohibió a las empresas esta práctica, o por lo menos valerse de los datos así obtenidos para extender o cancelar contratos de trabajo. Otra ingenuidad: esas empresas seguirán consultando Facebook y sus equivalentes, sólo que fingirán no haberlo hecho y jamás aducirán motivos « sospechosos » para emplear o despedir a nadie, sino que se inventarán cualesquiera otros, de modo que no puedan ser acusadas de discriminar a alguien por ser homosexual, o ateo, por fumar tabaco o porros o participar en orgías o posar desnudo o detestar a tal o cual partido político, cosas todas ellas que los inocentes exhibicionistas habrán confesado en Internet alegremente, y sin que nadie les preguntara. Cuanto acaso habrían negado o callado de ser interrogados por un juez o por la policía, o por sus propios padres si se trata de adolescentes, lo cascan gratis para que todo el mundo se entere, sólo por vanidad y para que se les haga caso.

Para quienes contamos cierta edad, una de las escasísimas ventajas de haber vivido años bajo una dictadura es que aprendimos muy pronto el riesgo de que se supiera mucho de nosotros, y a no dejar algunos rastros. Hoy vivimos en un régimen supuestamente democrático, pero demasiada gente no se ha percatado aún de que nuestras actuales democracias se asemejan cada vez más a los Estados totalitarios, que se meten en todo y lo controlan y averiguan y espían todo, y no vacilan en aprovecharse de ello y en utilizarlo, eso sí, con más o menos disimulo e hipocresía. La célebre fórmula Miranda, que hemos visto recitar centenares de veces en las películas americanas cuando se detiene a alguien (« Tiene derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser utilizada ante un tribunal en contra suya »), acabará por carecer de sentido si los ciudadanos siguen proclamando a los cuatro vientos todo lo habido y por haber sobre sus personas, costumbres y actividades, espontáneamente y de antemano, como verdaderos pardillos.

JAVIER MARÍAS, El País Semanal, 03/1 0/2010

I. VERSION (sur 20 points)

Traduire depuis: «Lo más preocupante .. » jusqu ‘à « … el despido de alguien.»

II. QUESTIONS (sur 40 points)

1. Question de compréhension du texte:

« Cuando es un personaje público el que opta por retirarse lo tiene particularmente difícil ». Explicite esta frase en su contexto. (lignes 4-5)

(100 mots + ou – 10%; sur 10 points)

2. Question de compréhension du texte:

¿ Por qué considera Javier Marías que es « irónico » e « ingenuo » hablar de « intimidad » en Facebook y sus equivalentes »? (lignes 25 à 28)

(100 mots + ou – 10%; sur 10 points)

3. Question d’expression personnelle:

¿ Qué comentario le sugiere la afirmación según la cual, « Hoy vivimos en un régimen supuestamente democrático, pero demasiada gente no se ha percatado aún de que nuestras actuales democracias se meten en todo, y lo controlan todo »? (lignes 38 à 40)

(300 mots + ou – 10%; sur 20 points)

III. THÈME (sur 20 points)

Chaque dimanche à Mexico, plus de 15 000 cyclistes envahissent le centre historique de la ville, habituellement saturé par des embouteillages monstres. Ils peuvent pédaler le long d’un parcours de 24 kilomètres interdit aux voitures. Devant le succès de ce programme municipal, le gouvernement fédéral a lancé la même initiative dans 122 autres villes du pays. Objectif: lutter contre l’obésité et le changement climatique. ( … )

Le Mexique est devenu le leader mondial de l’obésité infantile. Chez les adultes, ce fléau affecte sept Mexicains sur dix. ( … )

Pour répondre aux objectifs ambitieux de ce programme, encore faut-il avoir les moyens de développer les deux-roues. Mexico prévoit de construire 300 km de pistes cyclables d’ici à 2012. Mais pour l’heure, la ville n’en compte à peine qu’une centaine. « Le dimanche, je suis cycliste. Les autres jours, je redeviens automobiliste. C’est trop dangereux de slalomer à vélo entre les voitures », déplore Carmen Rios Granados, dont la fibre écologiste ne peut donc s’exprimer que le dimanche.

Frédéric Saliba, Le Monde, 10.09.10